10.14.2012

Ahora se siente distinto. Ya no hay fe, y si acaso sólo una brevísima esperanza que mantiene su universo en pie. Ya no ve el amor con esa pasión adolescente y sin embargo le rehuye al dolor como si apenas se hubiese enamorado por primera vez. Y por ello no se avienta. No lo hará. Falta de huevos, no hay otra manera de decirlo.

8.25.2012

ese momento en que una musa te regresa al tintero digital.

1.16.2012

Sacando del olvido a los monstruos. (1)

Veo mi blog y hace mucho que no escribo de monstruos itinerantes, catarinas exhibicionistas, ni de hormigas que ansiosas esperan que las atiendan en un Starbucks. A veces me pregunto si ya se quedaron en el olvido y hoy vagan resignados, sin público y sin interés de aquél que los imaginó. Si hoy hiciera un ejercicio mental, por saber dónde están esos personajes que me ayudaron en mis ratos de mayor dificultad, creo que estarían un poco deprimidos, a la deriva. Y no se lo merecen. Así que mejor imagino que han conseguido el éxito, la fama, y en algunos casos, la felicidad.

Después de cruzar el Atlántico, los monstruos itinerantes decidieron separarse. Habían pasado muchas peripecias, situaciones gravísimas que tenían que dejar descansar. Así, cada uno se fue a una ciudad distinta. El más grande y peludo de todos, quiso poner su residencia en París. Siempre creyó que su afelpado color aqua sería la sensación entre las mujeres parisinas. Todos los días iba por un café en un pequeño local cerca del Sena. Allí, mientras leía el periódico vio a lo lejos una criatura bellísima, de una mirada exótica, casi indecente. A Martin (con acento en la a) -así se llama el afelpado monstruo- se le enfrió el café y se le erizaron los pelos. No podía creer que semejante ser habitara la tierra y además viviera en París. Ella apenas si lo noto y sólo le regaló una ligera sonrisa, que le dejó una herida punzante en el alma. Se quedó frío. Cuando reaccionó, la hermosa mujer se alejaba elegante, con pasos que confirmaban su autoridad en la tierra. Martin se arregló el pelaje que ya traía un volumen grosero y gracioso. Pidió una copa de vino que se tomó de un trago para darse valor y corrió hacia ella. Primero se puso a su lado, sin decir nada. Ella no prestó atención, así que en un cruce, el se puso de frente, le sonrió con su gran sonrisa y le dijo nervioso: mademoiselle. Ella lo vio y sintió una ternura que se le confundió con amor. Le contestó: suivez-moi. Y él la siguió. Llegaron a su departamento. Él se sentó en la cama nerviosísimo, temblando de amor y de miedo. Casi como deliciosa analogía, a la cama, de inmediato, se le quebraron las patas. Ella no dejó que se avergonzara ante lo sucedido y lo tomó de los brazos. Era una sensación extraña para ella y sin embargo, le gustó no sentir piel y sí la suavidad de un pelaje de tono aquoso que le recordaba sus noches de niña, cuando los truenos hacían retumbar la ciudad y ella se abrazaba a un enorme peluche mientras apretaba su cara diciendo: que no me pasa nada, que no me pase nada. Y así era. A la mañana siguiente ella se daba cuenta que no había pasado nada y su inerte amigo le sonría como todas las mañanas, como siempre. Como siempre. Por eso se dejó perder en los brazos de Martin (con acento en la a); por eso no lo dejó y aunque hacer el amor fue todo un reto que tuvieron que ir descifrando durante 77 noches, ellos lo intentaron pacientemente y con un frenesí que recordaba la vez primera que un hombre tocó a una mujer.

1.08.2012

un gracias sin tristeza.

Éste es el cuarto día sin sentirme triste: La batalla conmigo mismo la empiezo a ganar. Me genera una sonrisa saber que mi alma se siente tranquila y mi corazón no me quiere ya traicionar. En verdad que es un descanso para mi mente.
Ahora sólo extraño. Y es que cuando te avientas, cuando te entregas, aunque sea por poquísimo tiempo, hay algo que se queda de ti en esa relación y algo de esa relación que se queda en ti. A veces, en forma de aprendizaje y otras de valioso recuerdo. A pocos días de haber finalizado, puedo estar seguro que ahora soy más fuerte, más seguro y más valiente. Puedo decir que descubrí lo que es perder el miedo a intimar: fui libro abierto: en su momento se sintió bien abrirme de esa manera, y hoy confirmo que fue lo correcto y lo mejor que pude haber hecho. Porque así pude querer de verdad, con el alma por delante. Así hice que cada caricia, cada abrazo, cada mirada, tuviera un valioso porqué. Y eso es lo que a veces, en hora no determinada del día, extraño. Se podrá acusarme de cursi, pero el pequeñísimo acto de entrelazar las manos, es de las cosas que más extraño. Y su mueca, eso también. Ese gesto que hacía, y supongo sigue haciendo, es de las cosas que más emocionaban a mi corazón. Los detalles, los muy pocos detalles, no por que fueran pocos, sino por el corto tiempo en la relación.
No tengo más que agradecimiento y cariño por quien decidió aventarse conmigo durante tan intensa semana. Estoy seguro que la gente que más vale la pena en éste y otros universos es la que, en cuestión de días, te logra marcar el alma. Si estás leyendo, gracias, gracias por marcarme el alma, por haber sido lo mejor del 2011 y mira que no demerito todo lo bueno que viví en ese gran año. Gracias por haberme dado la oportunidad de quererte y entregarme. Gracias, porque hoy, en este 2012, puedo decir que soy una persona más completa, por todo lo que te di, me diste y compartimos.
No había dado las gracias sin tristeza y creo que sólo así es como se puede agradecer de verdad.

1.03.2012

Fragilidad. Eso siente el espíritu cuando se da cuenta que ya no hay marcha atrás.

12.30.2011

Hoy, palabra tan llena de presente. Hoy.

12.26.2011

Una palabra

Siglos después cuando se hayan olvidado los hombres de nosotros, descubrirán un poema escrito para ti y te proclamarán diosa, levantarán una escultura en tu nombre y el pendejo del escultor no te hará justicia.
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Poema titulado “Una palabra” que será encontrado siglos después de haber sido escrito.

Intensidad es una voz
Que no alcanza significado
Has descubierto
una novel forma de abrigar,
de vivir,
De destripar.

Eres borrasca
Revuelta
Mujer no es una palabra que se adapte a ti
Eres alma, sacudida
Caos.

¿No es bellísimo encontrar tanta contradicción?
Sólo un dios,
Una diosa. Una palabra.

Palabra, vocablo recién instituido
Sinónimo de las atrocidades más pulcras
De las manías más admirables
De los descaros más atinados

Una diosa, una palabra.
Que encierra y engrandece
Que destruye y resucita.

Una diosa, vida, una palabra.

Andrea.

12.24.2011

Hoy escribo con el alma expuesta.

Hoy escribo con el alma expuesta.

Y es que acabo de vivir una semana maravillosa, llena de cariño, de pasión, de imaginar sueños y realidades futuras: un sinfín de emociones y sensaciones dignas de imprimir en la historia de la humanidad. Hoy eso terminó. Así, sin más. Sin una promesa de regresar, sin una promesa de estar sin. Sólo sin. Sin.

¿qué pensar al respecto? Mi cerebro no encuentra lógica ante esta ruptura y mi corazón ansía con tirarse al drama. Sólo mi alma se mantiene expectante, sabiendo que tiene que estar a la altura de sí misma y de lo que siente. Es a mi alma a quien le debo fidelidad, y aunque antes la he traicionado, hoy me tengo que mantener estoico, valiente, fiel. El alma me susurra, de manera sabia y tierna, que le dé tiempo al tiempo, que no pierda la esperanza, pero que tampoco me cuelgue de ella. Que ame. Que ame la vida, los instantes vividos, esta semana maravillosa que inició con un sueño sobre el techo de un avión y que en realidad comenzó, como pequeñísima semilla, hace más de 3 años, con un hombre leyendo un blog. Un hombre reconociéndose en una mujer. Que ame. Eso dice mi alma, que me ame. Y lo hago. Me mantengo a la altura de mis sentimientos y mis ilusiones. Bastante trabajo me ha costado llegar a este punto.

Hoy escribo con el alma expuesta y le juro fidelidad, para estar bien conmigo, para que lo que venga lo pueda apreciar y vivir con intensidad. No sé si serás tú, mi alma me manda que no pierda la esperanza. No sé si será alguien más. O la soledad... Hoy el alma grita que luche contra mis manías y obsesiones, contra el dolor que del que a ratos quiero embriagarme, hoy me rindo ante mi alma y le juro obediencia: Lo firmo de manera permanente con un tatuaje en mi alma que dice mi nombre.

Hoy espero que te des cuenta y si no, no importa, el mundo entenderá y guardará en su memoria la semana en que las palabras, las caricias y los abrazos se inventaron para toda la eternidad. Y seguiremos, yo fiel a mi alma y tú... espero también.

11.27.2011

Azules o grises.
Daba lo mismo.
Al día siguiente,
ya los estaba soñando.

tal vez, siempre fueron
verdes.
siempre

10.14.2011

terapia

Un pasón bastó para desencadenar, como diría un amigo y psicólogo, un momento crítico. El corazón a mil, imágenes como fotografías, y de pronto, una niña, blanca cual hoja de papel, con un cabello largo y negro. Me veía, sin moverse, sus ojos en mí, tez pálida, sus ojos sin alma. Me dije que, que era mi guitarra en su funda negra. Pero más tardaba en pensar esto que en aparecer aquella pequeña criatura que simbraba en mí un terror que no conocía. Salí corriendo de mi cuarto. Eran las 2am y yo daba mi vueltas por la sala, sentía que el tiempo jugaba en mi contra, parecían horas y apenas pasaban si a caso 3 minutos. Me maree. Le pedí a mi roommate ir al hospital.

Eso fue hace una semana. Los días han sido agotadores. Casi no duermo y si lo hago, no descanso. Encerré mi guitarra en el clóset. Me da miedo llegar a mi casa. Si no me mantengo ocupado, pienso. Y si pienso, me ciclo con el temor de convertirme en esquizofrénico. La imagen de la niña me persigue y aunque tirara la guitarra, ésta seguiría ahí recordándome todo aquello que detesto de mi ser.

Es momento de ir a terapia.