10.14.2012

Ahora se siente distinto. Ya no hay fe, y si acaso sólo una brevísima esperanza que mantiene su universo en pie. Ya no ve el amor con esa pasión adolescente y sin embargo le rehuye al dolor como si apenas se hubiese enamorado por primera vez. Y por ello no se avienta. No lo hará. Falta de huevos, no hay otra manera de decirlo.

1 comentario:

Camisetas de futbol dijo...

Artículo muy interesante, me gusta este estilo de escritura, siempre voy a apoyar a su artículo, jaja.